¿Quería un poco de emoción? aquí está. ¡Caos que te apoderas de mi vida, alejate y llevate contigo todo lo que no sea fructífero!. Aleja de mi estos deseos no correspondidos y devuélveme mi paz. Ahora aprecio la tranquilidad que antes menosprecié. La tranquilidad de la soledad y del sueño del corazón. ¿Qué hacer? lo correcto claro está. Pero difícil es cuando en tu camino se presenta lo que a mi se me presentó.
Estoy confundida. No se a donde quiero llegar realmente, o tal vez es que no lo quiero aceptar. Dos lados de mi protagonizan una batalla en mi interior. La cordura se enfrenta al deseo, el deber con el querer. ¿qué lado seguir? Creo que lo tengo claro, hay límites que no cruzaré, pero de todos modos mi ser añora su contacto. Lo que quiero es lo opuesto a lo que debo.
Mis sentimientos no me han dado calma desde aquel día. Duele no poder acercarme a el, duele no poder hablarle libremente, duele sentirse así. En un momento de calma llegó la tormenta. Un poco de emoción quería para mi vida, solo un poco. Pero bueno, ahora tengo la emoción para toda una vida.
Y lo peor es saber que el también siente un poco de esto. No se en qué grado creer a sus palabras, pero algo de cierto debe haber en ellas, y eso ya es más de lo que puedo soportar. Es horrible estar dividida de esta forma. Amores prohibidos... ahora creo que comprendo una parte de aquello. Querer vs. deber.
¡Rayos y centellas! ¡trágame tierra!
No se que tan fuerte sea para resistir durante todo este tiempo que se avecina. En una de esas el destino da un vuelvo nuevamente y esto deja de ser tan horrible. Uno nunca sabe lo que puede pasar en el momento siguiente. Así como nunca vi venir algo como esto, así como el apareció abruptamente en mi vida. Desde aquel día ya nada es lo mismo.
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