Te miro y mi mundo entero da un vuelco. A veces quisiera desaparecer en el mismo momento que te veo, mi mundo entero da un vuelco y ya no se si lo que siento es bueno o malo. La emoción, la sangre corriendo por mis venas, el cosquilleo en mi estómago, una presión en el pecho y con ello las ganas de ir hacia ti y al mismo momento correr en la dirección opuesta. Es que a veces creo que por cada segundo que paso observando tus ojos estoy un metro más cerca de la perdición, siento que pierdo el tiempo, siento que no vale la pena mirarte ya que las miradas no serán correspondidas; para qué hablar de los sentimientos. Caí, creo que caí rendida ante tus encantos. Me carga sentirme así, a veces creo que habría sido mejor no conocerte, sería más fácil que sigas siendo aquel amor platónico con el que en sueños hablaba. La indiferencia de tus palabras, la ausencia de emociones, de interés, de atracción. Sueño, noche tras noche con tu rostro, con tus ojos mirando de cerca mi rostro. En mis sueños tus latidos se unen a los mios y el contacto de tu mano en mi rostro me arrastra a un estado sublime. Mis latidos se aceleran, mil golpes por segundo, mi respiración se corta y de un momento a otro la agonía termina.
No quisiera involucrarme de esta manera, duele sentirse así.