Más acerca de mi.
Cuando no tienes claros tus pensamientos una buena forma de poder ponerlos en orden es escribiéndolos. Cada una de las cosas que leerán en este blog proviene de mis vivencias y las de mi gente cercana, hechos que causan en mi los más diversos sentimientos. Los invito a uds. lectores a sumergirse en este mundo de emociones, sueños y anhelos. Bienvenidos a mi mundo, un mundo donde todo puede ser posible y donde prima la mágia del amor.
PD: Mis palabras nos siguen una estructura establecida, es solo lo que sale de mi mente mientras escribo. No hay reglas de puntuación ni nada. Caos, así como esta vida en la que estamos. Enjoy
martes, 27 de agosto de 2013
223. Ficción
Suave baja tu mano por mi espalda, miro a tus ojos y estos me sonríen. Un abrazo cálido y cercano, energía fluyendo de tu cuerpo al mio, del mio al tuyo. Navego libre por el océano de emociones que tu ser genera en mi, vaivén de placer y seducción. Tus ojos me sonríen y brillan como dos estrellas que guían mi noche, me encuentro a salvo. ¿Qué sería de este viaje sin la presencia de la persona que me destruyó todos los muros que con tantas guerras había construido? Se desprenden los muros de sus cimientos, al desnudo queda aquel corazón y el cuerpo que lo alberga. Delicadeza y fuerza, cargas opuestas que se hacen una sola que fluye entre nosotros como si nada más que el hoy y ahora importara.
domingo, 25 de agosto de 2013
Las cosas buenas de la vida
Una familia que me ama
Amigos que están a tu lado
Poder ver, escuchar
Poder degustar y oler
Poder bailar, cantar y reír
Decirle a las personas lo mucho que las amo
Tener abrigo y comida
Tener música que escuchar y libros que leer
Ese abrazo de un amigo cuando parece que tu mundo se desmorona
Una familia que me ama
Amigos que están a tu lado
Poder ver, escuchar
Poder degustar y oler
Poder bailar, cantar y reír
Decirle a las personas lo mucho que las amo
Tener abrigo y comida
Tener música que escuchar y libros que leer
Ese abrazo de un amigo cuando parece que tu mundo se desmorona
jueves, 22 de agosto de 2013
Necesidad, necesidad de uno que aquellos abrazos. Esos abrazos que me cubrían por completo, me protegían. Estar entre esos brazos lo significaron todo para mi. Protección, cariño, amor. Sentir que el tiempo era eterno, no había prisas, no había miedos del mañana, solo él y yo. Todos los problemas dejaban de ser importantes, la vida tenía un brillo distinto. Sentir que todo iba a estar bien, disfrutar el momento, disfrutar de la compañía. Ahora siento el frío silencio existente entre nosotros dos. Se siente el vacío que quedó en mi. Qué no daría por uno de esos abrazos y por saber que está presente en mi vida una vez más. Pero son cosas que no dependen de uno, a veces solo queda decir Adiós. Porque eso es lo que fue y, por mucho que volvieras a mi vida una vez más, ya nada sería como antes. Al menos de eso me trato de convencer.
3 años y te sigo extrañando.
3 años y te sigo extrañando.
martes, 20 de agosto de 2013
Futuro
A veces siento que caigo, y no paro de caer. Todo se vuelve oscuro, me veo obligada a caminar a ciegas en la oscuridad. Aparece una luz en el horizonte, corro hacia ella. Se muestra radiante y con ella un nuevo sentimiento surge en mi ¿Esperanza? Corro, lo más rápido que puedo, corro a más no poder. Poco a poco la luz se hace más grande, estoy a punto de salir de aquel oscuro laberinto del cual escapar es casi imposible, pero la luz desaparece. Poco a poco se fue tornando más y más oscura, siniestra. Las imágenes de un futuro gris y monótono aparecen frente a mi.
Temprano por la mañana suena aquella canción que antes de convertirse en tu despertador te encantaba. Las sábanas se deslizan lejos de tus piernas y el frío te agobia. Corres a la ducha, cada segundo de aquella vida cuenta, es oro. De la ducha al típico traje para ir a trabajar, a la cocina por esa reponedora taza de café, las llaves del auto y luego a la calle. Tráfico por todas partes, en la radio suenan canciones alegres que por un momento te hacen olvidar la realidad. Entras al estacionamiento y el edificio se presenta omnipotente ante ti, ni el fin de semana puedes dejar de pensar en el trabajo y las exigencias del competitivo mundo laboral. Si tan solo pudieras tener tiempo de hacer aquello que tanto te gustaba. Desechas la idea, el tiempo es oro y no puedes desperdiciarlo pensando en tonteras. Entras a la oficina y allí está tu vida. Tus compañeros de trabajo los cuales ves día a día con la misma cara inexpresiva, las manos llenas de informes y cosas por hacer en sus mentes. De vez en cuando uno sonríe y te acuerdas de que estás vivo, al menos respiras. Sientes un ruido y te acercas a la ventana, está lloviendo. En la lluvia ves a un mendigo que coge sus cosas rápidamente para ponerse al cubierto. Das gracias por la salud y el bienestar, por la estabilidad económica y por tener un buen trabajo. Te das la vuelta y te pones a trabajar.
Tarde por la noche tomas tu bolso, el abrigo y apagas la luz de la oficina, es hora de volver a casa. Tráfico, atascos por todos lados. Decides cambiar la ruta y tomas aquella calle poco transitada en donde años atrás encontraste un café donde siempre tocaban bandas de jazz. En un semáforo algo te llama la atención, es el cartel que anuncia el estreno de un musical en un pequeño teatro. Recuerdas aquellos días de adolescente en los que soñaste con participar de un musical, recuerdas todos aquellos sueños que quedaron enterrados por la rutina y las exigencias del mundo de hoy. Recuerdas las palabras que te repetiste una y otra vez "Si estudio algo artístico no tendré estabilidad económica y voy a vivir preocupada toda la vida, cuando termine la carrera estudio otra cosa, pero necesito el cartón" Recuerdas que terminaste la carrera y la presión por independizarte te hizo entrar a trabajar a aquella empresa de marketing donde el año anterior habías realizado tu practica. Recuerdas que tuviste que dejar el coro y otras actividades artísticas para los fines de semana por tu largo horario en el trabajo. Luego apareció el, te enamoraste y fue cosa de tiempo para que en tu dedo se encontrara aquella argolla. Cumpliste algunos de tus sueños, viajaste y disfrutaste de las distintas culturas. Ahora estás sentada en tu auto, mirando el aviso. Luz verde y echas andar, te prometes a ti misma que algún día, quizás cuando aquel niño que ahora esperas crezca, le dedicarás tiempo a aquello que desde pequeña llenó tu corazón. Algún día, hoy estás muy cansada y mañana por la mañana te toca trabajar.
Temprano por la mañana suena aquella canción que antes de convertirse en tu despertador te encantaba. Las sábanas se deslizan lejos de tus piernas y el frío te agobia. Corres a la ducha, cada segundo de aquella vida cuenta, es oro. De la ducha al típico traje para ir a trabajar, a la cocina por esa reponedora taza de café, las llaves del auto y luego a la calle. Tráfico por todas partes, en la radio suenan canciones alegres que por un momento te hacen olvidar la realidad. Entras al estacionamiento y el edificio se presenta omnipotente ante ti, ni el fin de semana puedes dejar de pensar en el trabajo y las exigencias del competitivo mundo laboral. Si tan solo pudieras tener tiempo de hacer aquello que tanto te gustaba. Desechas la idea, el tiempo es oro y no puedes desperdiciarlo pensando en tonteras. Entras a la oficina y allí está tu vida. Tus compañeros de trabajo los cuales ves día a día con la misma cara inexpresiva, las manos llenas de informes y cosas por hacer en sus mentes. De vez en cuando uno sonríe y te acuerdas de que estás vivo, al menos respiras. Sientes un ruido y te acercas a la ventana, está lloviendo. En la lluvia ves a un mendigo que coge sus cosas rápidamente para ponerse al cubierto. Das gracias por la salud y el bienestar, por la estabilidad económica y por tener un buen trabajo. Te das la vuelta y te pones a trabajar.
Tarde por la noche tomas tu bolso, el abrigo y apagas la luz de la oficina, es hora de volver a casa. Tráfico, atascos por todos lados. Decides cambiar la ruta y tomas aquella calle poco transitada en donde años atrás encontraste un café donde siempre tocaban bandas de jazz. En un semáforo algo te llama la atención, es el cartel que anuncia el estreno de un musical en un pequeño teatro. Recuerdas aquellos días de adolescente en los que soñaste con participar de un musical, recuerdas todos aquellos sueños que quedaron enterrados por la rutina y las exigencias del mundo de hoy. Recuerdas las palabras que te repetiste una y otra vez "Si estudio algo artístico no tendré estabilidad económica y voy a vivir preocupada toda la vida, cuando termine la carrera estudio otra cosa, pero necesito el cartón" Recuerdas que terminaste la carrera y la presión por independizarte te hizo entrar a trabajar a aquella empresa de marketing donde el año anterior habías realizado tu practica. Recuerdas que tuviste que dejar el coro y otras actividades artísticas para los fines de semana por tu largo horario en el trabajo. Luego apareció el, te enamoraste y fue cosa de tiempo para que en tu dedo se encontrara aquella argolla. Cumpliste algunos de tus sueños, viajaste y disfrutaste de las distintas culturas. Ahora estás sentada en tu auto, mirando el aviso. Luz verde y echas andar, te prometes a ti misma que algún día, quizás cuando aquel niño que ahora esperas crezca, le dedicarás tiempo a aquello que desde pequeña llenó tu corazón. Algún día, hoy estás muy cansada y mañana por la mañana te toca trabajar.
domingo, 11 de agosto de 2013
Estaba recostada en mi cama, las horas pasaban y junto a ellas los sueños de aquella vida que me parecía tan lejana, inalcanzable. Imaginaba las calles, a gente, las vocales emergiendo de los labios energéticos de italianos haciendo su pedido en el ristorante de la esquina. Imaginaba los pequeños automóviles pasando por mi lado, las bocinas rítmicas de aquellos que necesitaban llegar pronto a sus trabajos. Imaginaba mi habitación, una pequeña salita en un edificio antiguo llena de mis libros, cuadernos y notas de estudio. Los materiales de los proyectos esparcidos por la mesa y los distintos ambientes fluyendo a través de los bocetos.
Se abre la puerta. Era mi mamá que me traía helado para refrescar la tarde. Me imaginé sentada en una banca en una gelateria, pasando las tardes mientras conocía poco a poco aquel muevo mundo que se abría ante mis ojos. Volví a mí, mi madre me decía que pronto debía ir a la universidad a inscribir los ramos para mi último año como estudiante universitaria. Quisiera que ese año y los otros 5 restantes pasen rápido para poder estar ya mismo disfrutando de esa vida que siempre he querido. Diseño, innovación y arte, todo entrelazándose para poder forjar un futuro en el cual el trabajo sea aquello que me llene, no solo los bolsillos, sino también el corazón.
Me levanté, tomé mi helado. Disfrutaría de una película y a la mañana siguiente iría a inscribir aquellos ramos, por hoy me quedaría inmersa en mis fantasías.
Se abre la puerta. Era mi mamá que me traía helado para refrescar la tarde. Me imaginé sentada en una banca en una gelateria, pasando las tardes mientras conocía poco a poco aquel muevo mundo que se abría ante mis ojos. Volví a mí, mi madre me decía que pronto debía ir a la universidad a inscribir los ramos para mi último año como estudiante universitaria. Quisiera que ese año y los otros 5 restantes pasen rápido para poder estar ya mismo disfrutando de esa vida que siempre he querido. Diseño, innovación y arte, todo entrelazándose para poder forjar un futuro en el cual el trabajo sea aquello que me llene, no solo los bolsillos, sino también el corazón.
Me levanté, tomé mi helado. Disfrutaría de una película y a la mañana siguiente iría a inscribir aquellos ramos, por hoy me quedaría inmersa en mis fantasías.
viernes, 9 de agosto de 2013
Desesperación
Ya, siento que voy a explotar. Estoy explotando. Siento que cada día las ganas son menos, las responsabilidades más, y las ganas de mandar todo a la mierda incrementan considerablemente.
Los días mejores me levanto con motivación de estudiar y avanzar lo máximo posible para luego no estar a ultima hora haciendo las cosas. Pero es solo cosa de tiempo, horas más tarde me pregunto por qué estoy haciendo aquello si no me gusta, no me motiva. Me estoy obligando a hacer algo que no me gusta. Y por qué? Porque en su momento no fui lo suficientemente valiente para seguir aquel sueño, porque ahora siento que ya es demasiado tarde para dejar esto con lo que partí. Sé que hay una solución pero no puedo tomarla. No puedo mandar a la mierda dos años y medios de estudio. En verdad... si puedo... pero no así botar toda la plata que se ha invertido para que yo pueda tener la vida que mis papás no han tenido. No puedo mandar su esfuerzo a la mierda. No puedo.
Si que aquí estoy, sentada frente al computador y varias páginas de textos que esperan a ser leídos. Están ahí, esperando a que entre en razón y me deje estas tonterías. Es solo que a mi no me parecen tonterías, no me había sentido así antes. No sé si logre aguantar dos años y medio más. Espero que si. No me queda más que aceptar la realidad.
Los días mejores me levanto con motivación de estudiar y avanzar lo máximo posible para luego no estar a ultima hora haciendo las cosas. Pero es solo cosa de tiempo, horas más tarde me pregunto por qué estoy haciendo aquello si no me gusta, no me motiva. Me estoy obligando a hacer algo que no me gusta. Y por qué? Porque en su momento no fui lo suficientemente valiente para seguir aquel sueño, porque ahora siento que ya es demasiado tarde para dejar esto con lo que partí. Sé que hay una solución pero no puedo tomarla. No puedo mandar a la mierda dos años y medios de estudio. En verdad... si puedo... pero no así botar toda la plata que se ha invertido para que yo pueda tener la vida que mis papás no han tenido. No puedo mandar su esfuerzo a la mierda. No puedo.
Si que aquí estoy, sentada frente al computador y varias páginas de textos que esperan a ser leídos. Están ahí, esperando a que entre en razón y me deje estas tonterías. Es solo que a mi no me parecen tonterías, no me había sentido así antes. No sé si logre aguantar dos años y medio más. Espero que si. No me queda más que aceptar la realidad.
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